Los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, por ejemplo, creen que el Libro del Mormón fue escrito en tablas de oro por un profeta llamado Mormón, que posteriormente su hijo Moroni lo enterró y que unos mil cuatrocientos años después (durante la primera mitad del siglo*XIX), un ángel lo encontró y se lo entregó a Joseph Smith, quien lo tradujo.


Un concepto único y extraño del mormonismo en cuanto a la naturaleza de Dios y del hombre.

‘Dios Mismo —explicó Joseph Smith—
era en un tiempo como nosotros somos ahora,
y es un hombre ensalzado que se sienta entronizado allá en los cielos.
’ Para los mormones, Dios es un hombre glorificado y perfecto.
Tiene un cuerpo de carne y hueso,
pero sin sangre,
en el que mora un espíritu eterno.

‘Todos los hombres y todas las mujeres son
literalmente hijos e hijas de la Deidad’,
escribió Joseph F. Smith,
sobrino de Joseph, hijo,
y presidente de la iglesia desde 1901 hasta 1918.
‘El hombre, como espíritu, fue engendrado y nació de padres celestiales, y, antes de venir a la Tierra en un cuerpo temporal, fue criado en las mansiones eternas del Padre hasta alcanzar la madurez.’