Cita Iniciado por Torquemada Ver Mensaje
En pocas palabras, la fe es algo así como el cuento del traje del emperador. Un habilidoso sastre logró venderle al emperador un traje inexistente, pero la clave era que sólo los inteligentes podían verlo, por lo que, inmediatamente, gobernante y gobernados no se cansaban de deshacerse en elogios hacia el traje. Hasta que un buen día, un inocente niño gritó: "El emperador está desnudo", haciendo que todo ese tinglado se viniera abajo.
Algo parecido pasa con los creyentes. Nadie puede decir que ha visto y ha hablado con Dios, sin que inmediatamente salga una tropa de fieles repitiendo la misma cantaleta. Para matizar el impacto de soberana barbaridad, emplean eufemismos y metáforas para dar entender que realmente no le han visto, sino que le presienten en todas las maravillas de la naturaleza, sin darse cuenta de que están haciendo un traje imaginario, o sea, están desnudos.
Bueno, pues así es. Los creyentes parten de un concepto, la fe. Aceptación, certeza de lo que tiene que llegar y evidencia de lo que no se ve.

Ante esa fuerza moral por mucho que se intente razonar sobre este asunto siempre volveremos al punto de partida.