Antes de tener capacidad para poder leer la Biblia, ya te dijeron tus padres que la Biblia era palabra de Dios.
Cuando comenzaste a leer la Biblia, partías de un dogma: La Biblia es palabra de Dios.
Cuando un párrafo o un versículo chocaban contra tu razón, no cuestionabas nada. Por muy absurdo que fuera, tenía que ser cierto, ya que era palabra de Dios.
Si eres una persona razonable, echa un vistazo a por qué eres cristiano.