Cita Iniciado por JoseAntonio1 Ver Mensaje
Azulynegro, bastante de acuerdo con eso de mantener una mente abierta dadas las evidencias, o falta de ellas, en este momento.

Si uno considera a un creador, o a un dios como una mera posibilidad o hipótesis, entonces no hay necesidad de ponerle un nombre. Pero desde que alguien está convencido que un dios existe, entonces a partir de ese instante se le empieza a poner un nombre, además comienzan las apariciones y los milagros. Saludos,
No estoy deacuerdo en lo marcado en negrita.

Antes de la llegada de los Romanos a España (entiendo que vives en España), al igual que en la mayoría de territorios "bárbaros", existían dioses de todo tipo. En el norte de España, donde teneis una cultura gaélica, tienes a representaciones de la "madre naturaleza".

El Dios cristiano se basa fuértemente en el Dios Egipcio, que se basa a su vez en interpretación cosmológica. El Sol como Dios.

¿Puede el Sol hacer milagros? El milagro de la vida, ¿te parece poco?
¿Apariciones? Por supuesto. Giramos en torno a Él, y se nos aparece todas las mañanas para eliminar el frio y la oscuridad.

Milagro y aparición como juego de palabras para niños, quizás, pero que nunca debe tomarse seriamente.

No acepto de ninguna manera que ese ser superior decida detener un coche que te iba a atropellar. De ninguna forma entiendo a un Dios a ese nivel, porque si así fuera:

1) Ese Dios se habría manifestado globalmente, ¿o de verdad piensas que iba a hacer milagros a...¡o curiosidad! personas específicas que son de una religión específica. ¿No sería mas lógico y consecuente que esos milagros fueran claros, y para cualquier persona?

2) No serían tan "cripticos". ¿No te divierte ver a esos "videntes" hablando con los muertos diciendo "Esta entidad dice que su nombre empieza por T"? Pues aqui igual: Si Dios existiera como tú lo entiendes, sería mucho mas claro.

Simplemente, no tiene sentido un Dios cristiano que todo lo puede y no es capaz de claramente materializarse...a menos que sea un dios "voyeur" que se toca mientras nos ve matarnos los unos a los otros.