No necesariamente, Tomás.
Parece que era crucial, por el contexto en que se dieron las cosas, mantener el arresto en sigilo y evitar una batalla campal.
Es triste decirlo, pero la oreja de un soldado, para ese contigente, era quizá lo menos importante. Quizá si hubiera sido el tribuno...
Quizá Jesús hubiera permitido el uso de las espadas en caso que sus discípulos hubieran sido atacados directamente.
Muchos Mensajeros de Dios han esgrimido las armas o hecho que el pueblo las esgrima en defensa propia.
Pero entregarse pacíficamente al contingente que lo buscaba era una manera de evitar el derramamiento de sangre de sus seguidores.