El creer en un ser creador, no minora las múltiples preguntas que se hace la persona. Yo diría que las aumenta.
Un dios todopoderoso, creador de todo ¿También del mal?
Un dios bondadoso ¿A quien debo mis sufrimientos y dolores?
¿Pudo, pero no quiso?
¿Quiso, pero no pudo?
Si pudo y no quiso ¿Dónde está su bondad?
Si pudo y quiso ¿Quién le ha ganado la partida?
Una cosa es predicar, y otra dar grano.
Hay que ver la cantidad de enfermedades, de sufrimientos, de hambre, de injusticia, etc., que existen en el mundo, y hagámonos la pregunta:
¿Dios, dónde estas?
Creo que resulta más racional no ser creyente.