Nadie que haya muerto ha vuelto a la vida.

Sin embargo, en todas las religiones tienen sus resucitados. No lo pueden demostrar, pero con la fe de los creyentes es suficiente.

La última parte de los evangelios narra la resurrección de Jesús. Este es un tema muy importante, y habría merecido más cuidado por parte de los evangelistas en recabar datos. Da la sensación que cada uno relata una resurrección distinta.

La socorrida comparación de los periodistas que relatan de forma distinta un mismo suceso, según su punto de vista, no tiene cabida aquí. La fuente de información de los evangelistas es única; al menos eso dicen los creyentes.

Mateo, fiel a su sensacionalismo (propio del periodismo de corazón), no nos priva de sus terremotos; de los sucesos en directo: María Magdalena y la otra María vieron descender un ángel del cielo, que removió la gran piedra y se sentó sobre ella. “Su aspecto era como un relámpago, y su vestidura blanca como la nieve” ¿Cómo será el aspecto de relámpago?

Como Mateo es el único evangelista que narró lo de la guardia en el sepulcro, ahora tiene que ver cómo soluciona lo de la guardia y el ángel. Fácil: “y de miedo a él los guardias temblaron y se quedaron como muertos”. Asunto resuelto… de momento.

Ya aquí surge una pregunta ¿En qué momento de este relato resucita Jesús? Las mujeres ven la tumba cerrada; se supone que Jesús está dentro. Las mujeres ven que el ángel mueve la piedra, pero no ven salir a Jesús.

El ángel les dice: “No está aquí, porque ha resucitado, tal como Él dijo”. Parece ser que había resucitado antes de quitar la piedra ¿Cómo pudo salir un cuerpo material a través de roca? Y si ya había salido ¿Por qué se molestó el ángel en mover la gran piedra?

Continuara…