El perdón de los pecados se alcanza por el arrepentimiento y por guardar los mandamientos que Jesucristo enseña en el Evangelio y que Él mando guardar para entrar en la vida.
Pero el pecado de los fariseos permanecía porque no guardaban los mandamientos ni las enseñanzas que Jesucristo nos enseñó cuando predicó el Evangelio.