Jesús no vino a poner fin a la verdadera ley de Dios, que es la que Jesús nos enseña en el Evangelio. Jesús puso fin a los mandatos del Antiguo Testamento que no eran la verdadera ley de Dios, como el ojo por ojo y diente por diente y los mandatos del Antiguo Testamento que mandaban a los hombres hacer daño y matar a las personas.
Y en cuanto a los pecados, no se heredan. Por eso Jesús pagará a cada uno según sus obras.