
Iniciado por
Dorogoi
Es innegable que la religión veìa un enemigo en el marxismo porque traìa a la luz muchas verdades y sacaba muchos trapitos al sol de sus chanchullos, engaños y mentiras. El anestésico del pueblo (el opio del pueblo) lo definió Marx porque servìa para calmar el sufrimiento de vivir; màs que nada donde hay un explotador y un explotado. Es decir, las religiones odiaban a Marx porque se acercaba demasiado a las enseñanzas de Cristo y eso les resultaba peligroso, dado que entraba en juego la subsistencia misma de la religión que no hacìa eso justamente.
Cuando nace el Marxismo-leninismo en Rusia, que elimina la religión por decreto, las religiones del mundo se vieron amenazadas e hicieron lo imposible para que el comunismo fracasase. Si hubiera sido un éxito, su existencia entraba a ser discutida. No imaginaron que el colapso de la URSS vendría por la parte económica sin necesidad de hacerles la guerra.
Cuando nace este miedo de desaparecer de la faz de la Tierra debido al marxismo, en todo occidente se comienza una campaña de desprestigio contra el comunismo para que no se propague hacia estos lados. Los sermones domingueros y las expresiones hasta de los monaguillos era de odiar al comunismo: porque eliminaba la religión, le quitaban los niños a los padres, se comìan los niños hervidos, pintaban las casas de negro, etc.
Mucho de ese lavado de cerebro que se puso en moto en occidente, han deformado la mente de muchos de esa época (Champa es un ejemplo de lo que quedó de eso) Son personas completamente llenas de odio, desidia, perfidia y un montòn de cosas feas. No logran sacarse ese miedo de la cabeza y repiten aun hoy lo que les decían en las sesiones domingueras de lavado cerebral.
Quedaron si objetividad, sin capacidad de análisis imparcial, sin posibilidad de recuperación. No logran decir: el comunismo fallò por un problema económico que no se adaptò a una globalización inminente, que la gente de la URSS estaba mucho mejor que lo que està ahora pero el sistema no daba para màs; NO; se agregan efectos socio-demonìacos propio de mentes infantiles seriamente dañadas.
El odio de los católicos al maxismo, por haber dicho la verdad social de las religiones, y al marxismo-leninismo, por la abolición de las religiones y el cierre de las iglesias, es tan grande que piensan que pueden insultar a una persona llamándolos “marxista”: como si fuese una cosa mala, endemoniada. Es solo un sistema socio-económico de gobierno que fallò. No comìan niños ni se los quitaban a los padres, es màs, los niños vivieron un período de privilegios que no volverá jamàs; el capitalismo no puede permitirse el semejante lujo de privilegiar a los niños (a menos que la familia tenga mucho dinero).
La gente de la Rusia prefiere ahora este sistema de gobierno y este tipo de economía. Muchos extrañan algunas cosas buenas de aquel periodo marxista pero, en definitiva, ellos eligen con conocimiento de causa; conocen lo bueno y lo malo de las dos políticas. Los católicos recalcitrantes de occidente sòlo repiten lo que en el lavado de cerebro les decían. La historia les da la razón, pero no es que ellos sepan porqué; creen aun lo que en sacristìa comentaban sin ningún fundamento. Son tan ingenuos y tan cerrados los pobrecitos.
Por eso los ateos los revuelcan en los debates.
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