
Iniciado por
Torquemada
Al margen de vuestra estéril discusión sobre los católicos buenos y los católicos malos, incluyendo a los que comulgan sin merecerlo y los que no comulgan mereciéndolo, está la llaga que carcome mi alma.
A mis gloriosos 19 años, he sido víctima de una estafa. He sido seducido por una chica demasiado hábil como para que yo, en mi ingenuidad, pudiera evitar caer en sus redes, contradiciendo la opinión de todos mis familiares y amigos.
El asunto es que hace algunos años, al ver que a doña Isabel Preysler le habían anulado dos matrimonios, me decidí a solicitar a la "Rota" mi anulación sacramental. Claro que doña Isabel tiene que haber sido mucho más astuta que yo y no se le habrá ocurrido decir que estaba enamorada en el momento de la boda, error que yo he cometido sin atenuantes. De nada valieron mis argumentos de que había sido engañado impunemente, con testimonios de familiares y amigos, pues, simplemente, la iglesia católica me ha puesto en la lista de los parias, de los execrados, o sea, de los indignos de la fe.
Ahora veo estas fotos y la indignación hierve en mis entrañas, acentuando mi intolerancia a todo tipo de creencias esotéricas que lo único que nos dejan son resentimientos hacia los hombres que pretenden arrogarse la representación de Dios en la Tierra.