Caso Gürtel: Probablemente el más famoso, pero no el más escandaloso. Se basa en la sobornación de políticos del PP a cambio de la adjudicación de contratos públicos. Su dirigente era Francisco Correa, y entre los implicados había miembros de ayuntamientos como Guillermo Ortega (Majadahonda), Arturo González Panero (Boadilla del Monte), Ginés López (Arganda del Rey) y Jesús Sepúlveda (Pozuelo de Alarcón), además del exconsejero de Deportes de la Comunidad de Madrid, Alberto López Viejo. También llegó a Valencia, donde se produjo la principal parte de los sobornos, donde está implicado Francisco Camps y sus famosos trajes.
Palma Arena y Nóos: Estos dos casos de corrupción se entremezclan en las Islas Baleares, donde miembros del PP como el expresidente de las Baleares Jaime Matas, Pepote Ballester, y Jorge Moisés. Éste es el caso más complejo y con más implicados, ya que solamente en la parte del Palma Arena hay veinte casos de corrupción, donde aparte del PP también afecta a Unió Mallorquina. También está implicado, como todo el mundo sabe, Iñaki Urdangarín.
El rey es complice de los delitos de Urdangarin.
Hace unas semanas salió una noticia un tanto peculiar: La Casa Real aconsejó a Urdangarín desvincularse de Nóos. Cuando uno lo lee, lo primero que le se viene a la cabeza es que si la Casa Real, y por lo tanto el Rey, le aconsejaron a Urdangarín que dejase Nóos, es porque sabían lo que ahí se tramaba, así que al ocultarlo y no informar a la justicia, serían cómplices de los delitos cometidos por su yerno. Sin embargo, que no se preocupen los monárquicos, porque según el artículo 56 de la actual constitución, «[...] La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.», lo que básicamente quiere decir que haga lo que haga el Rey, no puede ser juzgado.Para alguien que pueda pensar que el Rey es incapaz de cometer ningún delito, debo avisad que ya lo hizo, concretamente allá por 1956 cuando le pegó un tiro a su hermano pequeño, un hecho que salvo en alguna web de tendencia republicana, apenas se encuentra en Internet. Lo que pasó es que estaba jugando con su hermano pequeño a indios y vaqueros, y Juan Carlos cogió un revólver y apuntó y disparó creyéndose que estaba descargado; pero no lo estaba. Cuando ésto sucedió, su hermano tenía 14 años, pero él 18, una edad más que suficiente para comprobar si un arma está o no cargada y para ir a la cárcel. Ahí queda éso.