Realmente, la persecución hacia la lengua catalana, que existió, no cabe duda, es algo que a mí no me tocó ni de refilón, porque creo que en 1980 Franco andaba ya criando malvas desde hacía un lustro. Respeto cualquier lengua que se hable, sólo por el hecho de ser nexo de comunicación entre gentes. Esto no es una cuestión de respeto, es una cuestión de pura lógica.
Si todos somos castellano parlantes, ¿por qué generar un gasto superfluo que se podría emplear en otras cosas de muchísimo más calado? El debate no es sí o no a ninguna lengua del Estado Español, es a la desfachatez política, a la que, por otra parte, ya nos tienen más que acostumbrados, de estos representantes nuestros, que nos piden apretar el cinturón una vez más, y ellos, sin sonrojo alguno, gastan nuestros dineros en absurdos innecesarios.
Dejémonos de demagogias, hasta en lo poco se ahorra, el catalán o el vasco o el astur que sigan hablando en sus lenguas, nada ni nadie ha de impedírselo, pero que ésa no sea la excusa para montar de nuevo el circo y entretenernos en naderías, cuando la realidad es otra y bien triste.
Un saludo.