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tomas0402
PERLAS DEL JOYERO CRISTiANO.
«Tampoco Juan Crisóstomo, el gran enemigo de los judíos, consigue ver en los herejes otra cosa que “hijos del diablo”, “perros que ladran”; por cierto que las comparaciones con los animales son un argumento muy utilizado en las polémicas contra los “herejes”. En su comentario sobre la Epístola a los romanos, Crisóstomo se coloca al lado de Pablo, “esa trompeta espiritual”, para luchar contra todos los cristianos no católicos, y le cita con satisfacción cuando dice: “El Dios de la paz [!] ha de triturar a Satanás bajo vuestros pies”. Crisóstomo pone en guardia contra “la malicia de los réprobos”, contra “su naturaleza pecaminosa”, su “enfermedad”, ya que de ellos no puede sobrevenir otra cosa sino “la perdición de la Iglesia”, “el escándalo”, “la división”: Ésta, a su vez, procede “de la esclavitud del vientre y de las demás pasiones”, porque “los maestros de los herejes son esclavos del vientre”, es decir, que no sirven al Señor sino, una vez más parafraseando a Pablo, “sirven a sus vientres”. Esta idea se encuentra también en la Epístola a los filipenses: “Tienen por dios a su vientre”. Y en la Epístola a Tito: “Malignas bestias, vientres perezosos”. Pero “El, que se complace en la paz, aniquilará a los que destruyeron la paz”; nótese bien que no dice que ha de “someterlos”, sino “triturarlos”, más concretamente “bajo vuestros pies”. En un sermón a los cristianos, Crisóstomo invita a que los blasfemos públicos (que en esta época ya incluían a los judíos, a los idólatras, a los “herejes”, apostrofados con frecuencia de “anticristos”) sean interpelados en las calles y, en caso necesario, reciban la debida paliza».