El asesinato de Obregón fue un segundo parteaguas, pues si el asesinato de Francisco Serrano en Huitzilac, la supresión y ataque del Partido Liberal Constitucionalista de México había derivado en el populismo mexicano de los años 30, en el que el Estado recién constituido era un regulador de la economía, el desarrollo y el conflicto social; el paso a su constitución como Estado de "masas" tomó dirección en el momento en el que el gobierno de caudillos fue presionado para dar paso el régimen de "instituciones".
Calles se defiende cuando le responde a José Vasconcelos en el exilio cuando éste le decía burlonamente "la Plutarca". SI usted hubiese estado al frente de un gobierno con esos generales venales y violentos, usted hubiese hecho exactamente lo que hice yo. Plutarco Elías Calles en los momentos del asesinato a Obregón hubo de obrar "con el corazón caliente y la mente fría". Meses antes el asesinato de Francisco Serrano había cancelado la opción de un gobierno por las urnas y cuatro años la supresión de Delahuerta significó el fin del PLCM como el núcleo de las transformaciones partidarias en pos de la acción de caudillos como Obregón y él mismo. Pero la promesa de justicia y la indignación por el asesinato del Presidente electo trajo el proceso de transición. Calles como todos sabemos fue el poder tras el poder de los gobiernos siguientes: El de Emilio Portes Gil, el de Pascual Ortiz Rubio y el de Abelardo Rodríguez.
La investigación fue dada a los obregonistas, a cuya responsabilidad corrió León Toral, el asesino material, ellos se encargaron de interrogarlo y seguir las indagatorias que los llevaron hacia el grupo de cristeros de donde había partido el plan del magnicidio. León Toral era el ejecutor de un grupo pequeño de conspiradores que sentían que Obregón no debería llegar porque lo sentían "enemigo de la Iglesia". El fusilamiento del asesino y el juicio a los responsables acabó con las especulaciones de si Elías Calles había tenido la responsabilidad en el asesinato.
¡Pensar por cuenta propia!
GBNL