Te he leido Elizabet pero tu enfoque exculpatorio de Pablo no coincide con lo que yo he constatado luego de muchos años de estudios bíblicos.
No creo que la deformación de las palabras originales de Jesús se haya debido a la intervención espuria de algunos indoctos.
La intervención espuria fue la de Pablo y no olvidemos que prácticamente todo el NT es obra de Saulo.
Si Pablo pudo infiltrarse en las congregaciones cristianas fue por su astucia, su dialéctica, por su esmerada educación que hacía una abismal diferencia intelectual frente a las personas rústicas que seguían al Rabí, que sabían de las escrituras, cierto, todo judío era educado en ese sentido, pero que poco y nada sabían de discusiones filosóficas frente a un Pablo que se mostraba con grandes conocimientos teológicos.
En sus cartas Pablo desarrolla toda su engañosa verborragia y por ejemplo, cuando escribe a la comunidad de Corintio les dice: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios” (1era Corintios 2, 14).
Con esto, que parece inocente, los borra de un plumazo a aquellos que son “pobres de espíritu”, personas simples, de entendimiento infantil, la posibilidad de llegar a conocer a Dios, y en vez de eso, se lo concede al hombre “espiritual”, marcando claramente quienes son aptos para entender y quienes no.
Esta diabólica astucia no proviene de indoctos...
En base a ello, no pasó mucho tiempo sin que la iglesia declarara, basándose en Pablo, que sólo por ella, la iglesia, se podría recibir el espíritu de Dios, ¿y quienes podrían acercarlo? Pues claro, a sus “funcionarios” a quienes los hace llamarse “clérigos” o intermediadores entre el hombre y Dios.
¿Esto tiene algo que ver con las enseñanzas de Jesús…?
No.
Esto era exactamente lo contrario de lo predicado por Jesús : “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18, 3).
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