Del cuarto oscuro debieran salir algunos, principalmente esos que ni el crebro se les ilumina; Rusko, por ejemplo.
¡Pero no seas ingenuo!, que si a simples y llanas palabras no entiende lo más básico, ¡vete a imaginar! Si echo mano de la elegancia al insultar, éste va pensar que lo estoy seduciendo. No, si la intención, por demás amable, es hacerle fácil la vida. ¿Tú gustas? Si no, no, que si no te cabe no repartas, mi estimado Zampabol.