¿Y a ti quién te ha dicho que son fallas? ¿Y por qué razón tenemos que ser perfectos?
¡¡Vaya rollo!! Un buen inquisidor debería saber que lo bonito de la vida es ir corrigiendo las imperfecciones. No hay premio si por el camino no ha habido un esfuerzo. Creo que la Obra de Dios es perfecta, tan perfecta que hasta tienes sus dosis de imperfección para hacerla interesante.