Queridísima ahijada, el colesterol desafortunadamente lo tengo alto.

Pero en un día como hoy, me ha sido imposible renunciar a la tradición, eso si, no había txistorra, así que entre morcilla, panceta y chorizo, he optado por el ultimo, acompañándolo con un vasito de Txakoli.

El pueblo esta abarrotado como de costumbre y los puestos de talo hasta las cartolas. Si, se trata de una torta hecha con harina de maíz amarillo amasada con una pizca de sal y sin levadura, después se aplasta manualmente sobre un pañuelo hasta hacer una tortita muy fina de unos 20 cm. de diámetro que se coloca sobre una chapa de hiero caliente para cocinarla, en definitivas cuentas, un pan de maíz ácimo. Algo verdaderamente desastroso, solo que con txistorra esta muy bueno, con chorizo también; eso si, es obligado comérselo recién hecho, de lo contrario te será imposible hacerlo. Nada que ver con los deliciosos panes que cualquier artesano presenta a diario en su establecimiento.

En los puestos de artesanía he echado de menos al herrero y su forja, y también al tonelero. Como novedad en esta ocasión teníamos a los que hacen pelotas para jugar al frontón.



Estrenaba puesto también un artesano de la madera que la utiliza para hacer el tradicional Kaiku (cuenco para leche) suele haber dos tipos, el utilizado para el ordeño, y el que se usa para hacer cuajada o el cuajo con el que después se elaboran los quesos.



Esta vez había poco ganado, las gallinas de siempre y alguna que otra paloma, las ovejas y los perros de pastor y, en vez de ganado vacuno, en esta ocasión ha sido el astoa (asno) el principal protagonista, el pobre burro de siempre al borde de la extinción.



También he ido a ver al cerdo. Todos los años se rifa un cerdo en Santamasak, el de este año se llama Luixifer y pesa 240 Kg.