Las posibilidades de un Dios existen. De todas a todas. El problema surge cuando impartimos cátedra sobre la personalidad de la entidad creadora. De hecho, ese Dios tan famoso no es ajeno a nuestro modo de percibir las cosas, como las emociones, nuestras virtudes, nuestros deseos y miedos.
El resultado es una guerra de diferentes creencias (conceptos y percepciones adquiridas o heredadas) por eso se le juzga. Hasta cierto punto resulta válido para el confort.
Su existencia puede ser independientemente de si hay pruebas o no las hay. De igual forma, su inexistencia pudiera ser pese a que haya creencias y sentimientos de por medio. Un punto desfavorable es la existencia de un Dios, (por poner de ejemplo a Jehová) que contenga las características humanas. De ahí parte que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Jehová. Esto resulta un problema para las personas que suelen cuestionar las cosas.
Concuerdo en que los sentimientos ejercen un papel vital en la supervivencia de un individuo como parte inseparable de la sociedad. Los sentimientos humanos conllevan a la creación de su propia cultura.
Lo que discrepo es el ejemplo extremo de que "uno es como la escoba o una silla sin la creencia en un Dios". Los sentimientos humanos son perdurables y existen independientemente de la formación espiritual. La silla carece de sentimientos, en cambio, alguien que no cree en Dios tiene sentimientos, sean pacíficos o violentos.