La Biblia (ese libro tan maravilloso) nos dice que los gobernantes son puestos por Dios:
11 Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado.»
(Juan 19:11 – Biblia de Jerusalén).
1 Sométanse todos a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, por Dios han sido constituidas.
2 De modo que, quien se opone a la autoridad, se rebela contra el orden divino, y los rebeldes se atraerán sobre sí mismos la condenación.
(Romanos 13:1-2 - Biblia de Jerusalén).
13 Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana: sea al rey, como soberano,
14 sea a los gobernantes, como enviados por él para castigo de los que obran el mal y alabanza de los que obran el bien.
(1 Pedro 2:13-14 - Biblia de Jerusalén).
Por la historia sabemos que ha habido gobernantes especialmente malos (dictadores, asesinos, genocidas, etc.). Cabría pensar que el responsable de todas las barbaridades llevadas ha cabo por estos gobernantes es el mismo Dios.
En este caso resulta oportuno traer a colación la manida frase:
“Los caminos de Dios son inescrutables”.
La Verdad nos hará libres.