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Porque25
Dios, desde el cielo, vio estas injusticias que hacían los poderosos con los humildes, y entonces les dijo a los hombres: "Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5:27-28).
Los judíos habían hecho contratos de matrimonios para dar gusto a la codicia de los ricos y poderosos. Los ricos y poderosos codiciaban a las mujeres hermosas y las querían tener en propiedad con pretextos de contratos de matrimonio...
Mientras las codiciaban, las tenían amenazadas de muerte, y cuando se cansaban de ellas, las podían acusar de adulterio para matarlas a pedradas y así librarse de ellas. En el mejor de los casos las daban carta de divorcio y las echaban de casa alegando que habían encontrado en ellas alguna fealdad.
¡Qué extraño!... Cuando las codiciaban no tenían fealdad ninguna, y cuando se cansaban de ellas, las veían fealdad por todos los lados... ¡Qué horror!... Pero así es la fragilidad de los deseos de los hombres que no han conocido la misericordia. ¡Cuantos crímenes se han cometido y se siguen cometiendo en el mundo por estas causas!...
Pero Jesucristo no quería aquellos contratos de codicia que hacían los hombres, y por eso también les dijo:
"Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento". (Lucas 20:34-35)
Y siguiendo este mandamiento, el Señor no se casó. Y los apóstoles, después de haber conocido esta enseñanza de Jesucristo, tampoco se casaron... Sin embargo, en la misericordia de Dios, los apóstoles y primeros cristianos llevaban con ellos sus hermanas mujeres (como compañeras en Cristo). Y Pablo, que conoció estas cosas, así dejó escrito:
"Contra los que me acusan, esta es mi defensa:
¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?......
¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.
Si nosotros en vosotros las cosas espirituales sembramos, ¿es gran cosa si nosotros de vosotros las carnales recogemos? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros?..." (1ª Corintios 9:1-13)
Los relatos de los Hechos de los apóstoles y primeros cristianos nos hablan de que los primeros cristianos lo tenían todo en común (TODO) y vivían en comunión unos con otros, como un sólo corazón y una sola alma (EN COMUNIÓN UNOS CON OTROS). Así nos dice el libro de Hechos de los apóstoles:
"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros......". (Hechos 2:42).
"Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma......". (Hechos 4:32)
Algunos de los escritores de los primeros siglos que quisieron explicar esta forma de vida tan misericordiosa, fueron tachados de "herejes"..., pero no por eso son menos importante sus declaraciones. A continuación recordaremos algunas declaraciones de estos cristianos.
CLEMENTE DE ROMA Y LA VIDA DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Clemente Romano fue uno de los primeros mártires. Sucedió a Pedro después de Lino y anacleto. Según algunas actas, fue llevado al martirio bajo el imperio de Trajano; fue arrojado al mar con un áncora al cuello.
Textos de “LAS DECRETALES” de Clemente Romano (Siglo I):
"La vida común, hermanos, es necesaria a todos y principalmente a los que desean militar en las milicias divinas irreprensiblemente y quieren imitar la vida de los apóstoles y de sus discípulos. Pues el uso de todas las cosas que hay en este mundo debió ser común para todos los hombres; pero, a causa de la iniquidad, uno dice que es suyo esto, y otro aquello, y de este modo se hizo la división entre los mortales.
En fin, cierta persona muy sabia entre los griegos, sabiendo que eran así las cosas, dijo: «Todas las cosas deben ser comunes entre los amigos. En todas las cosas se comprenden también sin duda los cónyuges.
Y como no puede ser dividido el aire ni el esplendor del sol, así no deben ser divididas todas las demás cosas que han sido dadas en común para tenerlas, sino que deben ser poseídas en común.»"