La obsesión persecutoria de los evangelios contra los sacerdotes de Israel es incuestionable. Dudo que existan en el mundo libros que con mayor saña hayan desprestigiado a la clase religiosa de los judíos.

“Pero los principales sacerdotes acordaron matar también
a Lázaro, 11 porque a causa de el, muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.” (Juan 12:10-11)

Si creemos lo que dicen los evangelios, cabe la pregunta ¿Pero qué clase de gentuza formaba el grupo sacerdotal de los tiempos de Jesús?

Pero los que no creemos tanto en los evangelios, nos preguntamos ¿Y si el grupo sacerdotal nada tuvo que ver con la muerte de Jesús?

Desde luego, lo que narra Juan aquí es absurdo. En principio, porque él no tenía por qué saber los acuerdos secretos de los sacerdotes. Más bien parece una malévola suposición, pues a Lázaro no le mataron.

El problema es que Dios mandó formar un grupo sacerdotal en Israel. Grupo selecto donde los haya, encargado de establecer la comunicación entre Él y el pueblo.

Resulta incongruente que no comunicase a ese estamento tan selecto, que iba a enviar a la tierra a su hijo.
Entonces ¿Para qué fue creado, si en el momento más importante, prescinde de él?