La breve historia bíblica de Caín y Abel nos narra cómo Jehová fue la causa de la enemistad entre dos hermanos.
Todo sabemos que el olor a carne quemada (sacrificios de Abel) era preferido a Jehová frente el olor a hortalizas quemadas (sacrificios de Caín). Pero tambien sabemos que, para convivir, tenemos que disimular. Parece ser que al tal Jehová no le importa despreciar a las personas.
No hay historia del AT que no manifieste que ese tal Jehová es un impresentable.
Un auténtico impresentable.