Cita Iniciado por KIMO Ver Mensaje

Los adoradores de Jehova siempre odian lo malo
(2 Crónicas 19:2) Jehú hijo de Hananí, el hombre de visiones, salió al encuentro del rey Jehosafat y le dijo:
“¿Crees que está bien que ayudes a los malos y ames a los que odian a Jehová? Por eso Jehová está indignado contigo.

(2 Corintios 6:14) No se pongan bajo un yugo desigual con los no creyentes. Porque ¿qué relación tienen la justicia y la maldad?
¿O qué tienen en común la luz y la oscuridad?

(Salmo 101:3) No pondré delante de mis ojos nada despreciable.
Odio las acciones de quienes se desvían de lo que es correcto; no quiero tener nada que ver con ellos.

La verdadera lealtad a Jehová impulsa a sus siervos a odiar lo que Él odia y a quien Él odia.

Pero este odio no procura causar daño a otros
y no es sinónimo de rencor o malevolencia.
Más bien, expresa un total aborrecimiento de lo que es inicuo,
y evita lo que es malo y a los que odian intensamente a Jehová




La Biblia nos insta: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo”. (Salmo 97:10.)

¿deben odiar los cristianos a los que adoptan tales conductas?
Las palabras del salmista en el Salmo 139:21, 22 ayudan a responder a esta pregunta:
“¿No odio yo a los que te odian intensamente, oh Jehová,
y no me dan asco los que se sublevan contra ti? De veras los odio con un odio completo.
Han llegado a ser para mí verdaderos enemigos”. La lealtad a Jehová y a sus principios debería producir
en nosotros una fuerte aversión hacia los que se sublevan deliberadamente contra Jehová
y se declaran enemigos de él. Satanás y los demonios figuran entre tales enemigos acérrimos de Dios.

Algunos seres humanos probablemente entran también en esta categoría. No obstante,
al cristiano puede resultarle muy difícil identificar a tales personas por las apariencias.

Nosotros no podemos leer los corazones. (Jeremías 17:9, 10.)

Sería incorrecto suponer que alguien es un enemigo incorregible de Dios porque esté practicando algo malo.
En muchos casos los pecadores desconocen las normas de Dios.

Por consiguiente, en líneas generales, los cristianos no se precipitan a odiar a sus semejantes.
Aun cuando detesten profundamente ciertos estilos de vida,
no tratan de infligir daño a otras personas ni les abrigan rencor.
Más bien, la Biblia aconseja a los cristianos que “sean pacíficos con todos los hombres”. (Romanos 12:9, 17-19.)
La verdadera lealtad a Jehová impulsa a sus siervos a odiar lo que Él odia y a quien Él odia. (2Cr 19:2.)
“¿No odio yo a los que te odian intensamente, oh Jehová, y no me dan asco los que se sublevan contra ti?
De veras los odio con un odio completo. Han llegado a ser para mí verdaderos enemigos.” (Sl 139:21, 22.)

Pero este odio no procura causar daño a otros y no es sinónimo de rencor o malevolencia. Más bien,
expresa un total aborrecimiento de lo que es inicuo, y evita lo que es malo y a los que odian intensamente a Jehová. (Ro 12:9, 17, 19.)
Los cristianos con razón odian a los enemigos declarados de Dios, como el Diablo y sus demonios,
así como a los hombres que de manera consciente y deliberada toman su posición contra Jehová.