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Saludos.
Es viernes. Merezco algo de distracción.
No hay duda de la decadencia y obsolescencia de la doctrina comunacha. Pero no nos confundamos, que la doctrina se habrá ido al traste, pero sólo la doctrina, porque las gentes cuya naturaleza particular los ha movido a su creación y adhesión, siguen y seguirán estando presentes. Todo aquél que se sepa en inferioridad respecto de otros y los envidie, es un potencial comunacho. Ya sea feo, chico, pelitieso, enfermo, intelectualmente desfavorecido, etc. Porque claro, la envidia es la fuente del comunismo.
Naturalmente, en los tiempos en que la ciencia asombraba a la humanidad con sus acelerados progresos, convenía apropiarse de los adjetivos "científico" e "histórico", pero la ciencia y la historia son las mejores refutaciones de cualquier pretendido igualitarismo. La desigualdad es la esencia de la vida. Y por el contrario, no hay un sólo experimento o antecedente histórico que respalde los intentos por hacerse con alguno de estos sacerdotes modernos, los científicos de bata blanca, para darle credibilidad a la doctrina esta de la envidia. La historia contemporánea o post contemporánea, con su superevolución tecnológica, con el microchip, las computadoras y las empresas virtuales, les ha escupido una verdad sabida de hace mucho: Los bienes de capital en realidad no son lo realmente valioso, sino los cerebros que los crean, o sea, los hombres excepcionales, los desiguales.
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