Y bueno, estimados contertulios, mientras acompañado de galletitas de champagne, me intoxico con una Coca-Cola, se me ocurre preguntarles, ya que se han vuelto tan entusiastas apóstatas, ateístas y cientifistas: ¿Se han fijado en las consecuencias derivadas de la aceptación del origen de la vida en unas cuantas bacterias prehistóricas? Yo sí. No es agradable en absoluto: No somos más que puras máquinas y no hay libre albedrío.