LA CUESTIÓN MORAL:


Este artículo es para quien tenga los ojos bien abiertos y sepa leer entre líneas o bien conjeturar de que quiere hablar el texto.

El hombre no es un ser natural, ha amurallado el campo y ha inventado la ciudad, decía Aristóteles que la ciudad no está sólo para vivir sino para vivir bien. Al no ser un ser natural el hombre, se ha inventado la Ley y ha puesto por escrito que es lo que está bien y que es lo que está mal, en definitiva el hombre ha creado un Código, que no es democrático, porque lo redactaron los aristócratas (los mejores) (hay que despojar a lo que hoy se llama aristocracia de su sentido actual y volver al primitivo). Aristoi Kratía.

Excepto entre grupos humanos muy atrasados, a partir de cierto nivel cultural, todas las culturas han pasado por una época aristocrática incluso esta sociedad tan aparentemente “democrática” en cierto sentido es también una aristocracia, aunque un tanto aterrada por la hiper-democracia, y no se atreven a manifestarse, porque “no es políticamente correcto” que es lo que dice la Inquisición de nuestro tiempo.

¡Y menos mal!, porque si hiciésemos caso a las ocurrencias de las mayorías, la civilización se hunde. Por tanto la moral la han dictado siempre las clases dirigentes. La gente se acostumbró a lo que era legal y a lo que era ilegal, sin darse cuenta muchas veces que lo legal era inmoral y que lo ilegal era moral, ha esta moral heredada de los antepasados, la llamaron costumbre (mos-more)=moral.

Quiero creer que si volvemos a las antiguas costumbres (moral), que fueron redactadas por los aristócratas (en el viejo sentido), haríamos mucho mejor que seguir morales destiladas de la democracia.

Tan bien quiero creer que como las costumbres (moral) antiguas fueron redactadas por una minoría selecta, no resultaría muy lógico, pensar que la verdadera moral está en lo que dice la mayoría.

Creo, que las costumbres deben obligarnos a esforzarnos, porque, nada grande surge sin un esfuerzo una moral que no predique el esfuerzo en ser dueño de si mismo y no seguir al sentimiento sino la razón, una moral laxa, sería una moral en la que no creeríamos. Esto demuestra que dejarse llevar por la corriente de unas costumbres que han cambiado sin hacer nada por conservar una moral antigua, es sumamente peligroso, e inmoral. Antes todo el mundo era racista y no pasaba nada.

Como ateo no puedo basarme en la moral de las religiones reveladas, (aunque no necesariamente, la moral judeo-cristiana es la mejor), pero podemos volver a los clásicos, cuando todavía eran los mejores los que hacían las leyes, tenemos el ejemplo de Cicerón y Séneca, en estos momentos no recuerdo ninguna cita de Séneca, pero recuerdo haber leído que dijo Cicerón; “Cuanto más buena es una persona menos se dará cuenta de la maldad de los demás” “No se puede sacar ventaja de otro hombre porque sepa menos que tú”. Esta era la moral de un hombre eminente a finales de la República, que también era racista positivo como todos los hombres de su tiempo.

Ya vais entendiendo, y no sólo me refiero a la raza, también me refiero a la moral (es decir, costumbre).