La pura verdad es que el mecanismo del instinto genético, no muestra la más ligera señal de poder comunicar patrones de comportamiento específicos. Cuando nos preguntamos cómo surgió originalmente y llegó a estar fijado hereditariamente algún patrón de comportamiento instintivo, no existe respuesta.
Sí existen las respuestas simplistas para explicar las asombrosas hazañas de muchas formas migratorias. Los científicos saben que viajes de experimentación de ese tipo, y los comportamientos aprendidos, no son incorporados en el código genético, y por lo tanto no son heredados por la prole. Se reconoce que la migración es instintiva e independiente de la experiencia pasada.

Los charranes árticos (gaviotín ártico). Estas aves, que anidan al norte del círculo polar ártico, al fin del verano vuelan al sur para pasar el verano de la Antártida sobre la banquisa (es una capa de hielo flotante) cerca del polo sur. Puede que den vuelta a todo el continente de Antártida antes de dirigirse hacia el norte para regresar a las tierras árticas. Así, completan una migración anual de unos 35.400 kilómetros.
En ambas regiones polares hay ricas fuentes de alimento, de modo que un científico presenta la pregunta: ¿Cómo pudieron alguna vez descubrir que existían tales fuentes a tan gran distancia una de la otra?. La evolución no tiene respuesta.