¿De qué te sirve aceptar la sangre derramada de Jesús si no aceptas los mandamientos que Él enseñó en el Evangelio y que mandó guardar para entrar en la vida?
Precisamente, para enseñar los mandamientos del Evangelio, Jesucristo dejó que los hombres le mataran y que su sangre fuera derramada, para enseñar con su ejemplo que lo que Dios quería era la misericordia y el perdón, y no hacer guerras ni hacer daño a los hombres, así como Él enseñó con su ejemplo cuando venían a hacerlo tanto daño.
Jesucristo no mandó hacer daño a los que venían hacerle tanto daño a Él, sino que pidió perdón para ellos diciendo:
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Lucas 23:34)