Eso es lo que Tomás y otros muchos aún no han entendido de lo enseña el Evangelio, que Jesucristo es el Señor y que nos enseñó la verdadera ley de Dios, y abolió del Viejo Testamento todo lo que eran mandatos de hombros y no verdadera ley de Dios, pues Jesucristo no había venido a abolir la verdadera ley de Dios.