Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
El respeto, no se regala, se otorga. Y yo lo otorgo a quien o quienes considero merecedores de el mismo.
Si no quieres que se burlen de ti no puedes ir diciendo por ahí que se te aparece jesus y que hablas con él.
Porque como yo te mandan al médico ... fijo.
Es que cómo eres tan horrorosamente atea, irracional.... No te das cuenta que Jesucristo, El mismo dijo... Quién me ame yo le amaré...Y ME MANIFESTARÉ A EL.
Y tú aunque no te guste no puedes borrar de un plumazo lo que está escrito.
Y si, y que se puede manifestar en visiones, en sueños....y si El quiere en persona. Porque es Dios y lo puede todo.
Quién no puede hacer nada eres tú.... Porque eres una simple mortal y bastante atea.
¡¡Una de mero para el cristiano!!
Yo puedo borrar lo que me venga en gana, ya sabiendo que vosotros recortáis, añadís y multiplicaís Pablos, cualquiera os puede decir tal como yo, lo que les y nos venga en gana.
¡¡Vamos señores!! hoy tenemos espectáculo circense sobre apariciones y reencarnaciones de jesús gratis, de 12h. a 14h.
Jesús no era un marginal, ni despreció las leyes establecidas, porque El era la Ley, y los mandamientos establecidos, entonces no vino a despreciar la Ley, sino que vino a enseñarla plenamente.....No hay leyes establecidas por los hombres cuando estas leyes están en contra de la Ley de Dios. Jesucristo vino a enseñarlos las verdaderas leyes establecidas por Dios.
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Eso es lo que Tomás y otros muchos aún no han entendido de lo enseña el Evangelio, que Jesucristo es el Señor y que nos enseñó la verdadera ley de Dios, y abolió del Viejo Testamento todo lo que eran mandatos de hombros y no verdadera ley de Dios, pues Jesucristo no había venido a abolir la verdadera ley de Dios.