Cuando Lot, hombre justo que cada día entristecía su alma por la maldad de los que lo rodeaban, fue a advertir a los que estaban comprometidos con sus hijas, con respecto a la destrucción de la ciudad, a ellos les pareció que Lot era un humorista y hacía burla.

Pero sucede que cuando Lot salió de la ciudad con su familia, cayó fuego del cielo y los consumió.

Pues, no es de extrañar que hoy también hayan hombres incrédulos como fueron los yernos de Lot.

Sin embargo, en el pasado también hubieron hombres que, aunque ignorantes, creyeron. Como aquellos a quienes les predicó el profeta Ionah y se arrepintieron.

Ieshu fue claro, y no miente: "si no se arrepientes, ustedes van a morir".