Negar que le mataron los romanos por sedición, sí es negar la verdad de lo que sucedió.
Le mataron por predicar el EVANGELIO, pues el Evangelio contiene los verdaderos mandamientos de Dios, mandamientos que a los poderosos de aquel tiempo y codiciosos no querían seguir y se sentía juzgados por la palabra que salía de la boca de Jesucristo.