En varias ocasiones los evangelios dicen que Jesús habló de su muerte y resurrección, como prueba de que, como hijo de Dios, conocía su destino.
Pero los hechos acontecidos al final, no indican que esto fuera así.

Jesús nunca dijo que fuera a resucitar.
Al menos, sus discípulos no le creyeron.

“Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no
las creyeron”. (Lucas 24:11).

Por otro parte, nadie fue al sepulcro al tercer día, sino para llevar ungüentos mortuorios.