Cuando Jesucristo oró a Dios,
empleó una expresión que induce a confiar en la Biblia:
“Tu palabra es la verdad”.
Y la propia Biblia afirma que fue inspirada por Dios.
(Juan 17:17; 2 Timoteo 3:16.)
Jamás se contradice.
La Biblia la escribieron unos cuarenta hombres
durante un periodo de mil seiscientos años.
Aunque la mayoría de ellos nunca se conocieron,
la Biblia no se contradice y sigue un único tema central.
Sus profecías siempre se cumplen.
La Biblia predijo la destrucción
de la antigua ciudad de Babilonia
con unos doscientos años de antelación (Isaías 13:17-22).
Y no solo reveló cómo caería la ciudad,
sino también el nombre del conquistador (Isaías 45:1-3).
Otras muchas profecías bíblicas
se cumplieron también hasta el más mínimo detalle.
Después de todo, ¿no es eso lo que se esperaría de la Palabra de Dios?
(2 Pedro 1:21).
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)