Tampoco es así...
Jesucristo lo que enseña es que prediquemos el Evangelio...y no la biblia..pues en la biblia hay muchas leyes que contradicen la ley misericordiosa del Evangelio. Por tanto si el Evangelio es lo que hay que predicar .... hay que ser fieles a lo que mando Jesucristo, sin más.
Jesucristo mandó predicar el Evangelio por todos los pueblos:Iniciado por Roberto0Tampoco es así...
Jesucristo lo que enseña es que prediquemos el Evangelio...y no la biblia..pues en la biblia hay muchas leyes que contradicen la ley misericordiosa del Evangelio. Por tanto si el Evangelio es lo que hay que predicar .... hay que ser fieles a lo que mando Jesucristo, sin más.
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16:15-16).
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Jesucristo se refirio a los que no eran judios como perritos
(Mateo 15:24) Él respondió:
24 Él respondió: “Solo se me envió a las ovejas perdidas de la nación de Israel”. 25 Pero la mujer vino, se inclinó ante él y le suplicó: “¡Señor, ayúdame!”. 26 Él le contestó: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos”. 27 “Cierto, Señor —admitió ella—, pero la verdad es que los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus dueños”. 28 Entonces Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué fe tan grande tienes! Que se te cumpla lo que deseas”. Y en ese momento su hija quedó sana.
Él respondió:
“Solo se me envió, ¿Quien lo envio?
Dios su Dios Solo se me envió. a predicar a los israelitas
Cuando Jesus mando a sus discipulos a predicar
les dijo que predicara solo a los israelitas y no entraran en otras ciudades
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
KIMO
Solo se me envió a las ovejas perdidas de la nación de Israel”.
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Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16:15-16).
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén". (Mateo 28,19-20).
"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". (Mateo 24,11-14).
"Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios". (Lucas 12:8-9)
Jesús fue enviado a los israelitas
por eso no le quería hablar a la mujer que estaba gritando
tras el.
El lo dijo bien claro que solo había sido enviado a
los Israelitas
y envió a sus discípulos con instrucciones
de no entrar en otras ciudades
Después de hallar una casa donde alojarse,
Jesús dice que no desea que nadie sepa dónde están.
Sin embargo, ni en ese territorio no israelita escapa
de la atención de algunos.
Una griega, nacida allí en Fenicia de Siria,
lo encuentra y empieza a suplicar:
“Ten misericordia de mí, Señor, Hijo de David.
Mi hija está terriblemente endemoniada”.
Sin embargo, Jesús no responde; no dice ni una palabra.
Con el tiempo, los discípulos dicen a Jesús:
“Despídela; porque sigue clamando tras nosotros”.
Jesús explica por qué no le hace caso:
“No fui enviado a nadie aparte
de las ovejas perdidas de la casa de Israel”.
Sin embargo, la mujer no cede.
Se acerca a Jesús, se postra ante él,
y suplica: “¡Señor, ayúdame!”.
¡Cómo debe haberse conmovido el corazón de Jesús
ante la súplica sincera de aquella mujer!
Sin embargo, de nuevo señala a lo que era su responsabilidad primordial:
ministrar al pueblo de Dios, Israel.
Al mismo tiempo, al parecer para probar la fe de ella,
recurre a un punto de vista judío de prejuicio
en cuanto a personas de otras nacionalidades,
y dice:
“No es correcto tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos”.
Por la compasión en el tono de la voz y en su expresión facial,
de seguro Jesús revela su propia ternura
para con los no judíos.
Hasta suaviza la comparación de los gentiles con perros —
una que evidenciaba prejuicio por parte de los judíos—
al llamarlos “perritos”.
En vez de ofenderse,
la mujer utiliza la referencia de Jesús a los prejuicios judíos
y presenta la humilde observación:
“Sí, Señor;
pero en realidad los perritos
comen de las migajas
que caen de la mesa de sus amos”.
“Oh mujer, grande es tu fe —contesta Jesús—;
que te suceda según deseas.”
¡Y lo que ella desea se realiza!
Cuando regresa a su hogar,
halla completamente sanada a su hija en la cama.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)