El tema de la conquista es un tema difícil de tocar por quienes estancados en las viejas polémicas hispanistas e indigenistas de los años 30 del siglo XX tratan de valorar el fenómeno como una disputa desde una de las culturas, presentándola como la mejor. Sin duda en México se pueden apreciar muchos elementos de la cultura hispánica, pero también en España tienen elementos que no imagina vienen de México y que difuncionalizados y refuncionalizados en la cultura española están presentes. A los mexicanos nos llama la atención que los españoles les digan cacahuetes a los cacahuates, que el chocolate se lo coman como si fuese nutela con churros que a nosotros nos gusta también. Que le hayan dado nombre a las tostadas cuando para nosotros son las de maíz y que le digan tortilla al huevo cuando para nosotros son las de maíz le dan base a los tacos. QUe se quieran tomar el tequila a la Pedro Infante, cuando en México lo tomamos a sorbitos. Pedro Infante que era abstemio y no tomaba alcohol. A ambos nos gustan muchos las verbenas, las fiestas religiosas cargadas de kioskos con comidas diferentes que nosotros llamamos antojitos. Que nosotros hayamos perdido el sentido de la palabra caprichos y los enfoquemos a los berrinches de la niña y no a los postres españoles.

Todo esto que compartimos, donde nos alejamos, es producto de este encontronazo que fue el año de 1521 en México, de los que el año entrante se cumplirán 500 años.