Parejas con más de 20 años de diferencia

[Giordano Bruno]

Contén el enamoramiento, precaución, puede que esto no resulte. Me encendían las alarmas los días siguientes, mientras ella iba a verme o nos quedábamos de ver para desayunar en el bello Xochimilco. La relación comenzó a tejerse, ¿quién eres tú, quién soy yo? Tu infancia, mi infancia; mi adolescencia, su adolescencia; mis anhelos, sus anhelos. Tejer historias juntos en tiempos dispares, mientras el conocimiento de cada quién nos acercaba cada vez más, nos volvía comunes, comunitarios. Ambos de profesiones diferentes, con actividades similares. Investigar, enseñar, leer, disfrutar del mundo. Hasta nuestros aspectos contrastantes se empalmaban en dos generaciones diferentes. Yo de la generación Baby boom, ella de la generación Y, teníamos gustos musicales contrastantes, autores de novela diferentes y una visión del mundo desubicado en tiempo y espacio. Yo mucho más progresista, ella mucho más conservadora: yo no creyente, ateo, ella católica practicante. Valores no muy empalmados tampoco. Ella mucho más individualista, metida en sí misma, en mi caso con más interés por la comunidad y el trabajo comunitario.

Ella pudo haber sido mi estudiante cuando yo impartía educación media; había llegado conmigo como una profesional docente. Imparte en una de las escuelas más apretadas y católicas de México. Ella había sido maestra de colegio de monjas. Yo estudiando en una institución que podría ser considerada la desacralizada ironía de la cultura.

Pero estábamos aquí conociéndonos, reconociéndonos en todos los sentidos, intelectual, familiar, social y sexualmente. Conocer nuevas formas, modos de pensar la vida, divirtiendonos en la conversación amable, en el intercambio íntimo la verdad las cosas tomaban una velocidad y un vértigo que no había esperado unos meses antes, estaba moviendo toda mi seguridad, mi proyecto, mi espacio. Sólo me decía a mi mismo contén el enamoramiento porque esto pudiese bien no resultar.