
Iniciado por
misericordia
...
LOS PRIMEROS CRISTIANOS LO TENÍAN TODO EN COMÚN...
La vida de los primeros cristianos
"Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos". (Hechos 2:42-47).
"Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles". (Hechos 4:32-37)
Fueron unas Medidas de socorro organizadas.
Vamos a estudiar como fue la cosa, Bueno,
como resultado de que unos 3.000 judíos y prosélitos
llegaran a formar parte de la congregación cristiana
el día del Pentecostés, así como del continuo incremento
en el número de creyentes de entonces en adelante,
surgió entre los cristianos una situación excepcional,
que exigía poner temporalmente
los recursos económicos en un fondo común.
Esta medida tenía la finalidad de ayudar
a los que habían acudido a la fiesta desde tierras distantes,
de forma que pudiesen quedarse más tiempo
del previsto a fin de profundizar en su nueva fe.
Por lo tanto, los que tenían posesiones las vendían
y entregaban el producto de la venta a los apóstoles
para que se distribuyera entre los que estaban en necesidad.
“Todos los que se hacían creyentes estaban juntos,
teniendo todas las cosas en común.”
Estas medidas eran totalmente voluntarias,
como se ve por la pregunta de Pedro a Ananías:
“Mientras permanecía contigo,
¿no permanecía tuyo?,
y después que fue vendido,
¿no continuaba bajo tu control?”. (Hch 2:41-47; 4:4, 34, 35; 5:4.)
Parece ser que con el tiempo
disminuyó el alcance de estas medidas de socorro,
pero, aun así, se distribuía alimento
a las viudas necesitadas de la congregación.
Por esta causa, los cristianos judíos de habla griega
comenzaron a murmurar en contra de los de habla hebrea
“porque a sus viudas se las pasaba por alto en la distribución diaria”.
Con el fin de corregir esta situación,
los apóstoles recomendaron
que la congregación escogiese siete varones acreditados
“llenos de espíritu y de sabiduría”
que hiciesen la distribución de los alimentos.
Se llevó a los hombres escogidos
ante la presencia de los apóstoles,
quienes, después de haber orado,
les pusieron al cargo de esa responsabilidad.
Su trabajo incluía, seguramente,
la administración de fondos, hacer compras
y guardar registro de la distribución de los alimentos. (Hch 6:1-6.)
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)