Cita Iniciado por KIMO Ver Mensaje
La Ley que se dio a Israel a través de Moisés
incluía entre sus disposiciones la institución
de un sacerdocio y las ofrendas de sacrificios de animales.

Como muestra el apóstol Pablo bajo inspiración,
aunque la Ley provenía de Dios, por lo que era perfecta,
ni la Ley ni el sacerdocio ni los sacrificios mismos
hicieron perfectos a los que se esforzaban por cumplirla.
(Heb 7:11,*19; 10:1.)

Pero, todas estas disposiciones divinas cumplieron
con el propósito designado por Dios:
la Ley sirvió de “tutor” para conducir a los hombres al Cristo,
fue una “sombra [perfecta] de las buenas cosas por venir”.
(Gál 3:19-25; Heb 10:1.)



Por consiguiente, cuando Pablo habla de la
“incapacidad de parte de la Ley,
en tanto que era débil a causa de la carne” (Ro 8:3),
es obvio que se refiere
—como explica Hebreos 7:11, 18-28—
a la incapacidad del sumo sacerdote judío
(que era quien, según la Ley,
se encargaba de los sacrificios
y entraba en el Santísimo
el Día de Expiación con la sangre del sacrificio
)
de “salvar completamente” a quienes servía.
Aunque el ofrecer sacrificios por medio
del sacerdocio aarónico permitió que el pueblo
tuviera una posición aprobada ante Dios,
esto no les libró por completo (es decir, a la perfección)
de la conciencia del pecado