Verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz (Sal. 37:11).

Hemos vivido tanto tiempo en este viejo mundo que quizás ya no nos damos cuenta de lo mucho que nos angustia la situación mundial. Somos como las personas que viven cerca de una estación de tren muy transitada, que ya no notan el ruido, o como quienes viven al lado de un basurero y ya no sienten el mal olor. Pero, cuando ya no existan todas las pésimas condiciones que vemos hoy, sentiremos un gran alivio. ¿Qué sentimiento reemplazará al estrés que sufrimos hoy? Fíjese en la promesa del texto de hoy. ¿No lo emociona leer estas palabras? Describen lo que Jehová quiere para usted. Por lo tanto, haga todo lo que pueda para permanecer cerca de él y dentro de su organización en estos agobiantes últimos días. Atesore su esperanza, medite en ella, véala como algo real y hable de ella siempre que pueda (1 Tim. 4:15, 16; 1 Ped. 3:15). Puede estar seguro de que así no desaparecerá junto con este viejo mundo condenado a muerte. No, sino que sobrevivirá y será feliz por toda la eternidad.

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