Los pobres los tendremos entre nosotros siempre mientras se viva en este mundo. Cuando Jesús venga, se acabará toda desigualdad y ya no existirá en su reino.
Precisamente esa enseñanza nos demuestra que Jesús quiere que los hombres sean misericordiosos y no estén disputándose herencias ni propiedades, sino que todo sea de todos. Jesús, cuando mandó al hombre rico que vendiera lo que tenía y lo diera a los pobre, anuló los mandatos de desigualdad que tenían los judíos.
Jesús no hizo su tumba. Fueron los hombres los que pusieron el cuerpo de Jesús en un sepulcro que estaba cerca de donde Jesús había sido crucificado:Y, en este mismo renglón, ¿no resulta paradójico que si "deseaba abolir la desigualdad entre ricos y pobres", Jesucristo hiciera "su tumba entre los inicuos y la clase rica (Isaías 53:9)"?
"Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno. Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús".
Juan 19:41-42
La misericordia para con el prójimo se practica amando al prójimo como a uno mismo. Y eso significa que se debe desear para el prójimo y dar al prójimo lo que cada uno quiere para sí mismo.Finalmente, ¿cómo se practica la misericordia para con el prójimo? ¿Ya nadie sigue la premisa expuesta en Nehemías 8:8?
Y en cuanto a lo dicho en Nehemías 8:8, el versículo dice así:
Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.
Nehemías 8:8
En aquel tiempo leyeron el libro de la Ley como la conocían entonces. Pero no se debe olvidar que la Ley fue cambiada según nos explica el profeta Jeremías en Jeremías 8:8. Entonces, la verdadera Ley de Dios sólo se conoce por el Evangelio que Jesús predicó, que nos enseña los mandamientos que fueron dados por Dios.