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Porque25
Jesucristo, que es Dios, no puso los sacrificios como de primera importancia ni como última importancia, pues simplemente Dios no había mandamientos sacrificios..., por eso Jesucristo te dice lo siguiente:
"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
Jesucristo, que es Dios, no quiere sacrificios ni mandó sacrificios... Y esto te demuestra que las leyes del viejo testamento que mandaban sacrificios y penas de muerte (sacrificios humanos) no eran mandamientos de Dios..., pues Dios quiere misericordia y no quiere sacrificios.
Entonces, la verdadera Ley de Dios solamente es la Ley del Evangelio.
Seguir llamando "leyes de Dios" a las leyes del viejo testamento abolidas por Jesucristo, es una gran confusión y es una abominación muy grande. Todo lo que Jesucristo abolió del viejo testamento sólo eran preceptos de hombres.
Jesucristo no vino a abolir ninguna Ley de Dios. Lo que Jesucristo abolió del viejo testamento sólo eran preceptos de hombres. Jesucristo así te dice:
"No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolir, sino a dar a conocer plenamente". (Mateo 5:17).
Y cuando Jesucristo dio a conocer plenamente la verdadera Ley de Dios, con ello abolió muchos preceptos del viejo testamento porque sólo eran preceptos de hombres.
Los emperadores de Roma desde el siglo IV impusieron la creencia de que sus biblias eran todo "palabra de Dios", y de ahí vino la confusión al mundo..., pues Jesucristo no mandó predicar biblias judías o judaizantes, sino que mandó predicar por todos los pueblos solamente el Evangelio:
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16:15-16).
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén". (Mateo 28,19-20).
"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". (Mateo 24,11-14).
Jesucristo mandó predicar sólo el Evangelio, pero los emperadores de Roma y su religión, y luego los luteranos, calvinistas, y luego los testigos de Jehová desobedeciendo el mandato de Jesucristo, impusieron la creencia de había que predicar las biblias católicas.