Cita Iniciado por xdata Ver Mensaje
----G0CT ------- AG0C------- TGC----- CCG ......etc.
[_________] [__________] [________] [_____]


Supongamos que ésta es la secuencia de una proteína, neurotransmisor u hormona. Observamos que hay dos codones que no han sufrido ninguna "adición química" y por lo tanto su codificación es correcta, si observamos los primeros dos codones, observamos que a esas moléculas se han unido un "grupo metilo" (CH3) es decir, un átomo de carbono y tres de hidrógeno, que yo, en mi simulación lo reprensento por un cero. Ésto sería lo que se denomina un "marcador epigenético", que no altera la secuencia del ADN pero sí su extructura física. Cuando esto ocurre, la expresión génica de toda la secuencia cambia, dando errores de transcripción del ARN . Cuando el ARNm llega al ribosoma (fábrica de la célula para crear todo lo necesario para la vida) con este error, puede provocar el "encendido, silenciado, hiperactividad, o incluso menos actividad de la secuencia (gen). Todo esto nos lleva a un laberinto de posibilidades en cuanto a la" expresión génica". Ésto, ( grosso modo) sería un "marcador epigenético".

Para entender cómo interactua el medioambiente con nuestro ADN, es preciso conocer el mecanismo de regulación interior de un organismo vivo, osea, la "homeostasís". Es indispensable para un organismo vivo mantener ciertos parámetros estables interiormente, como es la temperatura, ph, alcalinidad, azucar en sangre, etc.. (metabolismo). Cuando exponemos a un organismo vivo (que necesita de un equilibrio en concreto para sobrevivir a un determinado medio) a cierto medioambiente extremo, estos mecanismos reguladores necesitan hacer un sobreesfuerzo para mantener el equilibrio interior, cuando esto se prolonga en el tiempo se produce un "marcador epigenético", la vejez, por ejemplo, es reversible, por estar ésta condicionada por marcadores epigenéticos acumulados en un organismo vivo a lo largo de la vida.

¿Puede un marcador epigenético condicionar nuestra conducta?, la respuesta es si, pero cómo.

Al igual que la cualidad y la calidad, la cantidad "de" puede suponer la "diferencia" en nuestro comportamiento. Un marcador epigenético puede crear
<más>cantidad de la enzima inhibidora de la oxitocina, cuando esto ocurre, nuestro comportamiento cambia drásticamente en relación con nuestro entorno social, mostrando incluso en los individuos que lo padecen cuadros de psicopatía, otro ejemplo del comportamiento humano relacionado a un "marcador epigenético" (ya que no se ha encontrado gen o genes responsables) sería el TOC "transtorno obsesivo compulsivo" y que está ligado a una mayor cantidad en nuestro cerebro de un neurotransmisor de la familia de los alcaloides como es la "feniletilamina", ligado también este trastorno a una <menor> cantidad de secreción de serotonina. No sólo podemos atribuir nuetro comportamiento a una sola sustancia, sino a la interacción en nuestro cerebro de todas y cada una de ellas y en zonas específicas.

Por lo tanto, mi pregunta sigue vigente: cómo "el pecado" puede convertirse en un "marcador epigenético".

Los marcadores epigenéticos son reversibles, ¿no crees que la mayoría de nosotros ya estaríamos libres de ese pecado?.

Un saludo.
Estimado Xdata, aportas un buen resumen técnico de lo que actualmente se sabe en parte en el marco de la emergente (y todavía adolescente) rama de la Epigenética. Por otro lado, percibo que la noción que tú esgrimes de "pecado" difiere notablemente de la que se desprende del Génesis. Por lo tanto, por favor, me gustaría conocer qué entiendes tú por "pecado" (o que connotaciones te evoca ese vocablo), al objeto de poder unificar criterios terminológicos. Además, es conveniente tener en cuenta que los comentarios que son objeto de tus demandas interrogativas están expresados en términos
no dogmáticos (no afirmativos), sino en términos aproximativos (conjeturales):

[EL DIOS EMOTIVO, comentario 70]
El desequilibrio antrópico general en materia de sensatez parece estar de acuerdo con lo que dice el Génesis acerca de la caída de la primera pareja humana en el error y el traspaso hereditario (tal vez epigenético en gran medida) de una mala condición psicofísica adquirida a la prole, al apartarse dicha pareja de la guía del Creador y entrar en una fase degenerativa (física y mental). Es lo que muchos clérigos han denominado “pecado original”, es decir, el delito de rebelión de nuestros primeros padres humanos contra Dios, allá en el jardín de Edén, según expresa el relato sagrado. No obstante, la manera en que se ha presentado dicho error en las doctrinas impositivas eclesiásticas ha hecho que mucha gente, disconforme con la dogmática clerical y alborotada por las ideas ultraliberales y materialistas contemporáneas, rompa dramáticamente con estas enseñanzas e incluso vea en ellas una filtración de estupidez ancestral que debe ser ridiculizada. El problema es que los anticlericales no sólo han arremetido contra las doctrinas eclesiásticas sino también contra la propia sagrada escritura, al confunir ésta con una prolongación sublimada del credo particular de cada gran colectivo religioso que se autodenomina cristiano.

[EL DIOS EMOTIVO, comentario 173]
El Génesis da a entender que la primera pareja humana, al desconectarse de la guía del Creador y seguir un rumbo marcado por su propia iniciativa moral, marcó también para sus descendientes un camino impregnado de error que de alguna manera afectó a la memoria ancestral, atávica o epigenética (pues no está claro el proceso psicobiológico, ni tampoco cuál debería ser su denominación correcta). Esto es lo que algunos clérigos han llamado el “pecado original”, aunque desde el prisma bíblico sería más exacto denominarlo “desequilibrio original heredado”. En cuanto a él, una hipótesis sostiene que tal desequilibrio sería transmisible preferentemente por vía epigenética y con una complejidad, persistencia y sutileza tales que difícilmente podría ser reconocible por la incipiente rama de la ciencia contemporánea que se ocupa de este tema.

En cuanto a un avance provisional (sólo provisional o precario, pues tendré que documentártelo mejor más adelante), te expongo:

http://omicrono.elespanol.com/2014/0...a-epigenetica/
"Varios estudios han señalado la posibilidad de que estos mecanismos epigenéticos puedan heredarse de padres a hijos. ¿Pero cómo podría ocurrir esto si no se hace a través de la “escritura” de los genes? Un estudio realizado por científicos de la Universidad de California ha mostrado que la memoria epigenética podría ser transmitida a través de generaciones y de célula a célula durante el desarrollo embrionario. El trabajo se ha publicado en la prestigiosa revista Science" (así, no sólo no se han borrado algunos marcadores epigenéticos, por haberse redundado en ellos debido a las malas condiciones de vida desequilibradas, sino que, al parecer, ha ido aumentado el número de marcadores negativos mientras que el borrado de los mismos se ha mantenido cuantitativamente por debajo de ese monto acumulativo: esto explicaría "aparentemente" el descenso en edad de los patriarcas, desde Matusalén, que según el Génesis vivió cerca de mil años, hasta Abrahán, que casi llegó a los doscientos, pasando por los hijos de Noé, que frisaron los quinientos años).

https://hipertextual.com/2014/10/memoria-heredada
"Gracias a la epigenética, explican B. G. Dias y K. Ressler para Nature, la
prestigiosa revista científica, la memoria puede transmitirse de un padre a un
hijo sin que este le enseñe absolutamente nada. Lo que se hizo en el experimento fue someter a los padres (de una estirpe de rata de laboratorio típica) a un estrés asociado a un olor. Este olor provocaba miedo en esta primera generación debido a lo que significaba para ellos. Este miedo, según se observó al analizar varias características genéticas, no es solo una
cuestión mental o emocional. Al parecer el olor a acetofenona, que es un
líquido viscoso, activa un conocido receptor en nuestro cuerpo. Los
descendientes de estos parentales mostraron a su vez el miedo a este olor sin
que este hubiese sido mostrado antes por sus padres. Pero además, para estar seguros, se hizo una análisis incluso del esperma de los padres, mostrando un cambio químico en el receptor que se activa en la acetofenona, por lo que se puede decir con bastante seguridad que el miedo al olor se transmite químicamente. En otras palabras, que el recuerdo al miedo hacia la acetofenona se hereda" (estos hallazgos permiten "hipotizar" que alguna clase de desequilibrio se transmitió seminalmente desde la primera pareja humana hacia su prole, dado que, desgraciadamente, el error moral de ellos antecedió a toda su prole; aparte, claro está, de la ya incipiente cultura alejada de la guía divina)...