
Iniciado por
Lupus
Piroju
Yo comprendo que ustedes, al tener fe en la existencia de Dios, en la verdad de la Biblia y en la prédica de Jesús, analizan las cosas partiendo de esas bases.
Por lo cual, a cada cosa le buscan y encuentran una explicación que concuerde con los fundamentos del dogma.
Pero deben comprender que si alguien no se guía por esos parámetros, la Biblia resulta ser una compilación de diferentes relatos escritos por diferentes personas en diferentes épocas y Jesús resulta ser una persona que predicó de acuerdo a la enseñanza que recibió y a su imaginación.
Esto último quizás les resulte chocante pero supongo que entenderán que para los no creyentes no puede ser de otra manera.
Dicho esto, paso a dar mi interpretación, no de los hechos, sino de lo que está escrito en la Biblia, o al menos en la que yo leí.
Del relato en cuestión, resulta indudable que Jesús menospreció a la mujer cananea, y no tenemos porqué suponer que lo hizo para ponerla a prueba, porque no hay ningún elemento que nos haga suponer eso. La respuesta de la mujer, fue la de rebajarse para lograr su propósito. No hay ningún mérito en ello.
Resulta más plausible pensar que Jesús finalmente haya recapacitado sobre sus dichos o que haya tomado una actitud condescendiente ante la sumisión de la mujer.
Acá cabe preguntarnos si Jesús necesitaba una prueba de "fe y humildad" siendo que él era capaz de realizar milagros, bien podría conocer las intenciones de las personas.
De todas maneras resulta evidente que la mujer tenía fe en el poder de Jesús, ya que de otra manera no hubiera acudido a él, por lo que no se necesitaban pruebas. Y no debe confundirse humildad con la obligación de tener que rebajarse, quizás a regañadientes, ante una necesidad apremiante.
Tampoco se puede justificar la respuesta de Jesús con el hecho de que él buscara primeramente predicar con los suyos antes de realizar una prédica universal, sus palabras en ese momento no pueden calificarse de otra forma que de malvadas, o al menos, despectivas.
Permítanme trazar un paralelismo con alguien que no cuenta con las virtudes que se le han atribuido a Jesús.
Si en la actualidad una mujer me pidiera dinero para curar una grave enfermedad de su hija, y yo supiera que en realidad esa hija se encuentra enferma y que con mi dinero ella podría ser sanada, posiblemente yo no no le entregaría ese dinero por tener una gran necesidad de él o por una simple mezquindad, y de alguna manera me excusaría. Pero jamás le respondería que primero están mis hijos y luego los perros.