[EL DIOS EMOTIVO, comentario 72]
Pero esa filosofía existencial es contraproducente, puesto que los problemas globales a los que se enfrenta la humanidad de hoy día exigen que se tomen medidas abnegadas por parte de todos y que éstas tengan carécter urgente, lo cual es la antítesis del consumismo y del hedonismo que dominan por doquier. Con o sin autojustificación, los seres humanos actuales, en general, son huérfanos de Dios y quieren seguir siéndolo. No obstante, buscan desesperada e incoherentemente un líder confiable en forma de hombre, o con aspecto extraterrestre, o cual una misteriosa voz interior, etcétera, sin percatarse de que lo que están haciendo es tan insensato como el fulano que se enterca en hallar un vaso de plástico esterilizado en la basura más pestilente del barrio.