►La mayoría de las organizaciones religiosas han producido mal fruto. Lo malo no es el hecho de que se organicen grupos. Pero muchos han promovido formas de adoración que se basan en enseñanzas falsas y que mayormente dan importancia a los ritos, en vez de proveer verdadera guía espiritual; han sido empleados incorrectamente, para controlar la vida de la gente con fines egoístas; han estado excesivamente ocupados en colectar dinero y en tener casas de adoración ornamentadas, en vez de dar atención a los valores espirituales; a menudo sus miembros tienden a la hipocresía. Es obvio que nadie que amara la justicia querría pertenecer a una organización de tal clase. Pero la religión verdadera está en contraste refrescante con todo eso. No obstante, para satisfacer los requisitos bíblicos, tiene que estar organizada.
►Heb. 10:24, 25: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, no abandonando el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.” (Para cumplir este mandato bíblico, hay que celebrar reuniones cristianas a las cuales podamos asistir con regularidad. Tal arreglo nos anima a expresar amor a otros, en vez de interesarnos solo en nosotros.)
►1 Cor. 1:10: “Ahora les exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.” (Tal unidad nunca se lograría si las personas no se reunieran, ni se beneficiaran del mismo programa de alimentación espiritual ni respetaran la agencia mediante la cual se proveyera dicha instrucción. Véase también Juan 17:20,*21.)
►1 Ped. 2:17: “Ténganle amor a toda la asociación de hermanos.” (¿Abarca esto solo a los que tal vez se reúnan para adorar en cierto hogar particular? De ninguna manera; se trata de una hermandad internacional, como se muestra en Gálatas 2:8,*9 y 1*Corintios 16:19.)
►Mat. 24:14: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Para que todas las naciones tengan la oportunidad de escuchar las buenas nuevas, la predicación tiene que efectuarse de manera ordenada, con superintendencia apropiada. El amor a Dios y a sus semejantes ha hecho que personas de toda la Tierra hayan aunado sus esfuerzos para efectuar esta obra.)