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KIMO
Pero estas han sido escritas para que ustedes
crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y que, a causa de creer, tengan vida por medio de su nombre
JUAN 20:31

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El Anticristo
¿ Y los que no creemos ?.
Tampoco el apóstol Tomás creyó que Jesús había resucitado hasta que le vio. Y Jesús no le desechó, sino que le amó como a los otros apóstoles:
"Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron...". (Juan 20:24-31)
Ya ves que Tomás no pudo creer hasta que vio a Jesús y metió su mando en el costado de Jesús. Y Tomás fue uno de los apóstoles de Jesús, y llevó la predicación del Evangelio hasta la India y las tierras más lejanas del oriente, pues llegó hasta la China.
Los hombres pueden dudar porque les falta la fe para creer en la persona de Jesús. Pero la enseñanza del amor que es para el bien de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, esta enseñanza no se trata de creer o no creer en ella, pues esta enseñanza existe porque se encuentra en el Evangelio. Se trata de conocerla y amarla. Muchos creen que la conocen, pero en realidad están confundidos por lo que les han enseñado las religiones, entonces en realidad no la conocen.
Muchos no saben que la enseñanza de Jesucristo es amor, misericordia, perdón y reparto de los bienes para que todos los hombres vivan sin que unos sean más grandes que otros ni vivan unos en la miseria mientras otros viven en la abundancia. Si muchos no conocen esta enseñanza de Jesucristo, ¿cómo van a amarla? Y por otra parte, ¿de qué les vale a muchos conocer la enseñanza del Evangelio si no aman el bien, el amor, la misericordia y que todos gocen por igual de todo lo que Dios ha creado?
Entonces, se trata de amar el bien para todos. Eso es creer en el Evangelio y eso es amarlo. Y como muchos no aman el bien para todos, entonces no aman los mandamientos que Jesucristo nos enseña en el Evangelio, que mandan amar al prójimo como ti mismo y mandan a los que tienen muchas riquezas que las repartan entre los pobres.