Atanasio lo resumio: "Dios se hizo hombre para que nosotros podamos ser hecho Dios" (Sobre la Encarnación del Logos 54)
Otros documentos amañados, necesitamos conocer la doctrina de San Atanasio para darnos cuenta de las mañas de los mormones, pero es que ellos no contaban con que tuviéramos conocimiento de esta doctrina, presento varias fracciones que representan el contexto:
En qué sentido es exaltado el Verbo, y nosotros con él. El Apóstol escribe a los filipenses: «Sentid entre vosotros lo mismo que Jesucristo, el cual siendo Dios por su propia condición... y toda lengua proclame que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre>> (Flp 2, 5-11). ¿Qué podía decirse más claro y más explícito? Cristo no pasó de ser menos a ser más, sino al contrario, siendo Dios, tomó la forma de esclavo, y al tomarla no mejoró su condición, sino que se abajó… Si siendo Dios se hizo hombre, y si al bajar de la altura se dice que es exaltado, ¿adónde será exaltado siendo ya Dios? Siendo Dios el Altísimo, es evidente que su Verbo es también necesariamente altísimo.... Esto no es enigma, sino misterio de Dios: «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios» (Jn 1, 1). Pero luego, este Verbo se hizo carne por nuestra causa. Y cuando allí se dice «fue exaltado», se indica no una exaltación de la naturaleza del Verbo, puesto que ésta era y es eternamente idéntica con Dios, sino una exaltación de la humanidad. Estas palabras se refieren al Verbo ya hecho carne, y con ello está claro que ambas expresiones «se humilló» y «fue exaltado» se refieren al Verbo humanado. En el aspecto bajo el que fue humillado, en el mismo podrá ser exaltado, Y si está escrito que «se humilló» con referencia a la encarnación, es evidente que «fue exaltado» también con referencia a la misma. Como hombre tenía necesidad de esta exaltación, a causa de la bajeza de la carne y de la muerte. Siendo imagen del Padre y su Verbo inmortal, tomó la forma de esclavo, y como hombre soportó en su propia carne la muerte, para ofrecerse así a sí mismo como ofrenda al Padre en favor nuestro. Y así también, como hombre, está escrito que fue exaltado por nosotros en Cristo, así también todos nosotros en Cristo somos exaltados, y resucitados de entre los muertos y elevados a los cielos «en los que penetró Jesús como precursor nuestro» (Heb 6, 20)
El Verbo «se hizo hombre», no <<vino a un hombre».
(El Verbo) se hizo hombre, no vino a un hombre. Esto es preciso saberlo, no sea que los herejes (los mormones) se agarren a esto y engañen a algunos, llegando a creer que así como en los tiempos antiguos el Verbo venía a los diversos santos, así también ahora ha puesto su morada en un hombre y lo ha santificado, apareciéndose como en el caso de aquellos. Pero cuando al fin de los tiempos vino de manera singular, nacido de Maria, para la destrucción del pecado... entonces se dice que tomando carne se hizo hombre, y que en su carne padeció por nosotros (cf. I Pe 4, 1). Asi se manifestaba, de suerte que todos lo creyésemos, que el que era Dios desde toda la eternidad… siendo Dios, tuvo un cuerpo propio que utilizaba como instrumento suyo, haciéndose así hombre por nosotros.... De esta suerte, cuando padecía la carne, no estaba el Verbo fuera de ella, y por eso se dice que el Verbo padecía. Y cuando hacia las obras del Padre a la manera de Dios, no estaba la carne ausente, sino que el Señor hacia aquellas cosas asimismo en su propio cuerpo.
DIVINIZACION: Si las obras del Verbo divino no se hubieran hecho por medio del cuerpo, el hombre no hubiera sido divinizado; y, por el contrario, si las obras propias del cuerpo no se atribuyesen al Verbo, no se hubiera librado perfectamente de ellas el hombre. Pero una vez que el Verbo se hizo hombre y se apropió todo lo de la carne, las cosas de la carne ya no se adhieren al cuerpo pues éste ha recibido al Verbo y éste ha consumido lo carnal. En adelante, ya no permanecen en los hombres sus propias afecciones de muertos y de pecadores, sino que resucitan por la fuerza del Verbo y permanecen inmortales e incorruptibles. Por esto aunque lo que nació de María, la Madre de Dios, es la carne, se dice que es él quien nació de ella, pues él es quien da a los demás el nacimiento para que sigan en la existencia. Asi nuestro nacimiento queda transformado en el suyo, y ya no somos solamente tierra que ha de volver a la tierra, sino que habiéndonos adherido al Verbo que viene del cielo podremos ser elevados a los cielos con él. Asi pues, no sin razón se impuso sobre si las afecciones todas propias del cuerpo, pues así nosotros podíamos participar de la vida divina, no siendo ya hombres, sino cosa propia del mismo Verbo. Porque ya no morimos por la ley de nuestro primer nacimiento en Adán, sino que en adelante transferimos al Verbo nuestro nacimiento y toda nuestra debilidad corporal, y somos levantados de la tierra, quedando destruida la maldición del pecado que había en nosotros, pues él se ha hecho maldición por nosotros. Esto está muy en su punto: porque así como en nuestra condición terrena morimos todos en Adán, así cuando nacemos de nuevo a partir del agua y del Espíritu, todos somos vivificados en Cristo, y ya no tenemos una carne terrena, sino una carne que se ha hecho Verbo, por el hecho de que el Verbo de Dios se hizo carne por nosotros
¿Queda claro? San Atanasio, al igual que San Gregorio, hablan de la transformación de nuestra carne corruptible a incorruptible, lo llaman divinización, pero en Cristo Jesús para alcanzar la dicha de la vida eterna en El y no para ir a ser dioses en otros planetas, esto es pura fantasía que les enseñaron a los mormones y que, a pesar de que muchos de ellos tienen apariencia de ser gente estudiada, se la han comido toda.
"Señor, toma este corazón de piedra, y dame un corazón de hombre: un corazón que te ame, un corazón que se alegre en ti, que te imite y que te complazca."